Alma
Hoy Alejandro ha hecho algo que ha cambiado mi vida radicalmente.
Estaba yo tranquilamente en mi jaula. Había dedicado la mañana a buscar cañamones entre el alpiste, a contar urracas y mirlos (últimamente hay demasiados) y a cantar, cuando ha llegado Alejandro con una caja de cartón pequeñita. Yo estaba un poco intrigado por lo que había dentro de la caja, pues parecía que algo se movía en su interior. Alejandro ha abierto mi jaula y ha pegado la caja de cartón a mi jaula. De la caja de cartón ha aparecido una canaria muy parecida a mi. Me ha mirado, y directamente se ha ido a comerse mi alpiste.
Yo no podía dar crédito a lo que estaba pasando. Un pájaro que no guarda respeto, viene y sin pedirme permiso se come mi comida. Inaceptable, intolerable, inaudito. Yo no he sabido qué hacer. Si le pico, lo mismo me replica. Me he quedado observándola a ver si en algún momento dejaba de comer y tenía algo que decir. Pero no. Ha terminado de comer y se ha ido al palo de arriba, donde estaba yo, y me he tenido que ir abajo.
Es más pequeña que yo, y tiene un año menos que yo también. Tiene las patas claras y la cabeza chiquitita. Se mueve muy rápido y me cuesta seguir sus movimientos. Es demasiado nerviosa. Me va a volver loco. No sé cuando habrá pensado Alejandro que necesito compañía, pero ya le vale. Yo soy muy feliz en la terraza, todavía me queda mucho por ver. En fin ...
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